viernes, 27 de enero de 2012

Serie animal - 1era parte

Guía de lectura ampliada: la serie animal se llama así por la coincidencia de dos cosas: primero, porque el precursor siempre fue (hasta el día de hoy) mi gatita (que ya está gorda y vieja). En segundo lugar, la serie intenta explorar ese borde en el cual entran en conflicto las cosas que "queremos" y las cosas que "deseamos".
Sí, tengo que admitir que recurrir a la antinomia "innato-adquirido" o "herencia (instinto)-aprendizaje (razón)" es un toque de garca. A los que les interese el tema, les recomiendo leer este capítulo de Psicología de la conducta, por José Bleger*. A los que no, les pido que me dejen pasar el error epistemológico y traten de entender de qué manera una reconstrucción intencionadamente falsa de la realidad nos puede ayudar a mostrar un problema (aun cuando no nos sirva ni en un ápice para resolverlo).
En cuanto al lugar del precursor puedo decir que siempre me interpeló volviendo tarde a casa, esas noches que uno sale buscando respuestas (o más preguntas, o algo que nos permite seguir hilando) y vuelve con la cabeza inflamada, con disgusto. Mi gata funciona como una hipótesis ad-hoc, resolviendo ese falta "material". 


A través de la representación en palabras de lo sucedido, se extrae lo simbólico de ella. Es como si, de alguna manera, necesitásemos vivir la misma experiencia por segunda vez (y de manera controlada) para entenderla y elevarla a la categoría de.... ¿arte


En fin, lo sustancioso de todo esto es que la serie animal empieza y termina en sí misma. Surge para rellenar un vacío, pero se apoya en sí misma para justificarse. Me cuesta un poco poner de relieve todo lo que me pasaba por la cabeza cuando escribí esto. Confío en que las palabras claves que incluí en esta guía de lectura ampliada sean mucho más útiles que el fallido hilo conductor que intenté recrear y que explicaría de manera preciosa todo lo que significa la serie animal. Tal vez en la segunda parte me lo tome más en serio.

1/8   2011                                                                                                                         1:52 AM

La persona entra a su casa. Encuentra al gato, con quien vive, sentado sobre la mesa de cena y comienza una suerte de juego. El animal reclama atención. Sólo unas miradas entre ambos dan por entendida toda la situación. Nuestro personaje comienza a-poner-en-orden-ciertas-cosas y pasa a la tarea de calentar las extremidades, heladas por tanta época invernal en ciernes.

Siempre, durante la ejecución de tales responsabilidades, lo asaltaban series de diálogos entre él y un audiencia ausente. Se preguntaba si no era la época del calendario donde el frío debía comenzar a retirarse o por qué había alcanzado su momento álgido ahora. El intertexto continúa sin respiro: "Aquiles last stand, la flecha de la primavera, el talón nival, etc". El forum nunca lo deja en paz, realmente. Se le ofrece un almohadón al felino junto al fuego. Lo rechaza, posando la atención sobre la legnano azul, ese armatoste. El fuego está ya débil.

Mover la máquina no resulta más efectivo, aún cuando el animal parece estar dispuesto a realizar el salto. Nada resta ya por acomodar. El gato no cederá, pero para él, junto con el calor a sus manos, regresó también una libertad: la del movimiento. Así, comienza a acariciar al animal, quien describe un lento, pausado y caprichoso camino a través de los bordes de la mesa en un sentido anti-horario. Al llegar al punto de partida, la cadena de sucesos se encuentra con la bicicleta y allí se detiene. Una prolongada atención sobre ésta de parte de la gata pone en claro toda marcha ulterior de los acontecimientos: él deberá llevar la bicicleta hacia el fondo de la propiedad.
Atraviesa la cocina y, cerrando la puerta que comunica con el jardín, se pregunta si la situación recién vivida con la gata no se asemeja en algún grado a alguna de las relaciones que mantiene con otras personas, en su vida humana. Tal vez su vida animal ya no pueda darle más certezas al respecto.



*José Bleger fue un psiquiatra y epistemólogo argentino. Un poco rancio, pero se la re bancó. Acá está Psicología de la Conducta completito.

1 comentario:

  1. creo que esto es algo que bien podría comprender una amiga que tiene esa relacion con su gato, yo no lo entiendo. está lejos de mi la sensación.
    te venia a decir otra cosa:
    -existencialista!
    -te acordas que una vez te dije lo de la memoria y me dijiste que estabas escribiendo un ensayo? en qué quedo?
    -ah me encanta dejar notificaciones por todos lados jeje.

    ResponderEliminar